NO TODOS LOS CLIENTES SON PARA NOSOTROS

A las 11pm el teléfono tocó inesperadamente. Estaba en la sala apagando las luces, ya casi lista para irme a la habitación para descansar. Es decir, esa llamada no era tan inesperada. Y aquellas horas sólo podía ser la misma persona de las otras noches. Contesté la llamada…

– ¡Hola, señora Martha! ¡Buenas noches!

 

Al otro lado de la línea la misma voz ordenando cosas tarde de la noche.

– Patricia, quiero un arte para las mascarillas KN95 y que la suba ahora a las redes. Acabo de ver en mi feed que la competencia está promocionando en este instante. No puedo dejar que vendan más que yo. Prepara alguna cosa y envíame para que yo la apruebe.

 

– Pero, señora Martha, son 11pm. Y además de eso ya lo expliqué: si la señora publica ahora, nadie va a ver en es…

–  Patricia, quiero ahora. Si lo haces mañana por la mañana, voy a perder ventas. ¡Hay que ser ahora!

 

No tuve como decirle a ella que no. Además, ya me había pagado por tres meses de manejo de sus redes por adelantado. Volví a prender las luces, abrí la computadora la cual ya había apagado. Antes de que iniciara el trabajo, fui hasta donde la habitación de la niña para ver si seguía dormida. Todo bien. Tenía miedo de que se despertara, mientras yo estuviera en la sala. Ella necesitaba descansar para lograr despertar temprano para asistir las clases en línea.

 

Esas tres semanas que llevaba manejando las redes de la señora Martha me estaban estresando demasiado. Muchas demandas de última hora, todo en el instante que ella quería. Tres, cuatro, a veces cinco publicaciones en un solo día. Siento como si la cosa no funcionara. Pero, es difícil hacer con que ella me escuche. Es una persona muy difícil. Aquella noche a la 1am terminé y le envié a ella el post para que me diera ok. No me contestó.

 

Al otro día, por la mañana, mientras mi hija asistía su clase, yo estaba en la habitación. Manejaba las redes de otros 4 emprendimientos, hacía el diseño, las publicaciones y contestaba algunos clientes, además de las redes de la señora Martha. Pero, desde el instante en que empecé este trabajo, parecía que mis demandas había se incrementado el triple. Esta señora no me dejaba respi… Tocó el teléfono.

 

– Patricia, ¿por qué no me enviaste antes lo que te pedí ayer en la noche? Publicas ahora y trata de que la gente vea. No estoy recibiendo mensajes pidiendo los productos. Acepté trabajar contigo porque Clara me aseguró que tú eras la mejor. Confié en ti. ¡Necesito vender!

– ¡Muy buenos días para la señora también! A ver, déjeme aclarar una co…

– No puedo hablar ahora, Patricia. No te olvides publicar después del almuerzo otra vez y al final de la tarde, cuando la gente sale del trabajo.

– Pero, señora Martha, ¿y el valor de la pauta?

Colgó la llamada.

 

Al mismo instante llamé a mi amiga Clara, quien me lo había pasado este trabajo.

– ¡Clara!

– ¡Patrícia! ¿Qué tal?

– ¿Por qué me pasaste el trabajo de esa Señora Martha de las mascarillas? Ya no la soporto. Hace tres semanas que no logro dormir antes de la una de la madrugada por los pedidos que me hace esa señora. ¡Me está sacando la madre!

– ¡Ay! ¡Chu…rros! ¡Qué feo! Paty, te recomendé a ti porque sé que eres muy buena en ese de diseño y manejo de redes, además eres la única en quien puedo confiar. Sabes que estoy con mucho trabajo. Tú sabes que después que se vino la pandemia nuestras demandas se han incrementado un montón.

– Sí, Clara, lo sé y te lo agradezco… Pero, esta señora es tan pesada que mal puedo dar atención a mis otros clientes. Me pide mil cosas y siempre en último minuto. Además, me echa la culpa por no vender sus mascarillas, alcohol en gel, guantes y todo eso, como si todo fuera una responsabilidad exclusiva de mi parte…

–  Pero, Paty, si no te sientes bien o te estás estresando demasiado, ¿por qué no dejas de trabajar con ella? Invéntale un cuento que justifique no poder seguir con el trabajo… No sé… Dile algo… Paty, ten en cuenta: ¡ni todo cliente es para nosotros!

– Lo sé… pero… pero… ya me canceló por adelantado 3 meses…

– Mira, te voy a pasar el contacto de una persona con quien me tomé un curso sobre contenidos y trabaja con eso hace más de diez años. Ella siempre me apoya cuando tengo alguna dificultad y contesta súper rápido. En verdad, hace todo por whatsapp. Pégale un mensajito y dile que eres mi amiga que yo misma te pasé el contacto. Escucha lo que te va a decir. Estamos hablando. Después llámame para contarme que pasó. ¡Besos!

– Ya… ¡Listo! ¡Besos!

 

No sabía que hacer. Pero, confié en lo que me habló Clara. Decidí escribir a la persona que me indicó el contacto. Le envié un mensaje presentándome y contando mi caso además de decirle que Clara me había pasado su número. En pocos minutos me llegó la respuesta. Un hola seguido de un Emoji de carita feliz. En seguida me preguntó si podríamos hablar por la tarde.

Después del almuerzo, antes de que publicara para la señora Martha, la llamé a la persona. Me había dicho que se llamaba Cibele. Un nombre poco común. Entonces al contestar la video llamada y hablar un poco ya me di cuenta de que no era ecuatoriana. Y de hecho me comentó ser de Brasil. Le expliqué mi situación y entonces me dijo:

– ¡Quédate tranquila! Clientes así hay un montón. En verdad, los clientes no saben como funciona la comunicación en la Era digital. Nuestro deber como community manager es antes de todo de aclarar para la gente como eso funciona y explicarles que no suelen ser como antes. Vamos a necesitar mucho más que tan solo productos y buenas fotos.

 

Al escuchar esas palabras ya me sentía mejor. Aliviada por tener la seguridad de que la culpa no era mía. Pero la chica siguió…

– Mira, lo que más me ha pasado fue encontrar clientes así, o quizás peores. De los cuales me arrepentí de haber aceptado el trabajo y que me daba ganas de pagar el doble para que nunca más los viera frente a mí. Y cunado llega en ese punto, debemos saber que hay clientes y clientes. Y no todos son para nosotros. Es exactamente como una relación amorosa. ¿Vas a querer mantenerse en un relacionamiento aun que te lastime y te genere solo dolores de cabeza? ¡Yo no! ¡Para nada!

 

En ese momento me acordé de Eduardo y de como había sufrido muchísimo antes de tomar la decisión de terminar el matrimonio con ese tipo que solo me hacía sufrir, hasta que decidí seguir con mi vida por mi propia cuenta y riesgo con mi pequeña Sofía. Al comienzo fue duro, pero con apoyo de mis padres y todo el esfuerzo que hice para aprender a trabajar como autónoma logré seguir adelante, juntar plata y sigo así, preocupada únicamente por lo que voy a enseñar a mi hija.

 

Y seguía la brasileña que hablaba un montón:

– Más vale tener una mente sana para lidiar con los problemas que en realidad valen la pena que quedarse estresado por algo que ni siquiera paga todas nuestras cuentas. El mercado es grande, hay espacio para todos, pero, mientras más podamos enseñar a la gente como todo funciona ahora, más nuestro trabajo será reconocido.

 

Las palabras que me dijo la chica me sonaron muy verdaderas y honestas. Y me hicieron mirar todo lo que ya había vivido hasta aquel punto. No todos los clientes son para nosotros. A partir de ese momento eso se volverá mi mantra y seguro voy a indicar a muchas otras personas. No hay plata que pague nuestra salud mental. Antes de agradecerle mucho por todo apoyo, le pregunté una vez más como se llamaba:

– ¡Me llamo Cibele, de Letrada, la brasileña!

Solo le dice que había sido un gusto y le agradecí con una gran sonrisa. Le dice que iba a recomendarla para todos que necesitaran aprender sobre contenido y como lidiar con clientes así y me contestó que podía hacerlo. Terminamos la llamada y tomé mi decisión. Cogí una taza de café, y con el teléfono en mis manos sabía muy bien a quien llamar:

– Buenas tardes, señora Martha, quería decirte una cosa…

 

Hablamos por 5 minutos. Después de la llamada me sentí sin un peso sobre mis espaldas. Mi hija me vio y me dijo:

– ¡Te ves linda, mami! ¿Estás feliz?

– Sí, mi amor, ¡muy feliz!

– Y ¿por qué?

– Por que creo que aprendí que ni todos los clientes son para nosotras.

Texto por Rômulo Lopes Torres
Storyteller| Prod. Contenidos Letrada
@letradacom |@torres.romulo

Photo by Standsome Worklifestyle on Unsplash

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